Resumen: Existe un modo de plantearse como impartir las asignaturas que no tiene en cuenta los sentimientos de los alumnos sobre la asignatura misma. Se sugiere como dar la vuelta a este planteamiento e integrar los sentimientos de los alumnos sobre la asignatura en los objetivos del profesor, con ventajas evidentes en cuanto a la implicación de los alumnos en la asignatura. Estamos hablando de un profesor que actúa como líder-coach y tiene habilidades de educación emocional.
Existe un modo llamémosle general de que un profesor se plantee las metas para su asignatura, lo podríamos resumir en 3 puntos, poniendo un ejemplo con las matemáticas.
- Mi objetivo es que mis alumnos aprendan matemáticas
- Les doy clase de matemáticas (sigo los modos que conozco de dar clase)
- ¿Qué consigo? No les gusta, no les interesa, no le ven la utilidad
Como se ve es un recorrido que parece lógico y que lleva a mucha frustración y que va a continuar despertando una sorpresa, que va a terminar generando una sensación de impotencia: ¿cómo es posible que no le vean utilidad a las matemáticas? ¿Cómo es posible que no les interese?
El recorrido realizado es:
- Querer (objetivo)
- Hacer (método de dar clase)
- Tener (final real al que llego, final que no estaba en el objetivo)
Se puede ensayar un recorrido diferente para llegar a un resultado también diverso.
- Quiero que mis alumnos se interesen por las matemáticas y las vean útiles (interés y sentir útil la asignatura son mis objetivos).
- Doy mi clase una vez en el mercado, otra en la bolsa, hacemos un presupuesto de la familia, cómo me administro la paga,… (o cualesquiera otros métodos adaptados a la edad e intereses de mis alumnos, estos son solo ejemplos sencillos con la conciencia evidente de que es algo más complejo)
- Objetivo: Consigo que mis alumnos se interesen… y aprendan
En realidad hay un cambio profundo que sigue el siguiente orden:
- ¿Cómo quieres que se sientan tus alumnos?… SENTIR
- ¿Cómo puedes dar la clase para conseguir eso?… HACER
- ¿A qué objetivo llego?… TENER
El objetivo está situado en el momento de ser establecido en el lugar real: el objetivo es siempre lo último en la consecución. Pongo en primer lugar los sentimientos que me gustaría suscitar.
Me tengo que renovar para encontrar unos métodos de enseñanza de mi asignatura (HACER) que estén ajustados a lo que pueden entender los alumnos. Debo innovar y debo ir cambiando y ajustando en función de los resultados que vaya obteniendo.
Sé muy bien, basta un somero recorrido por internet, que hay múltiples profesores que han hecho este recorrido y han puesto sus métodos a disposición de los demás: hay montones de formas de enseñanza de las matemáticas, por ejemplo, disponibles en la web. Por lo tanto hay una amplia selección que solo está esperando el trabajo de búsqueda y adecuación de cada profesor. Aquí solo quería desentrañar el recorrido subyacente, recorrido en el que lo emocional tiene una importancia fundamental: no se puede prescindir en la enseñanza de los sentimientos de los alumnos, es uno de los elementos cruciales para el éxito de la educación. Por esto pienso y vuelvo a insistir en que la educación emocional es imprescindible para un docente hoy. Todo lo expresado en esta entrada es educación emocional y concebir al profesor como un líder, un líder-coach, el liderazgo transformador que necesita la escuela.
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