Este verano, Noor tenía 3 años y medio, se ha fijado en el logo de la marca de nuestro coche. Un Citro
ën. Desde ahí comienza a identificar no solo los coches de nuestro modelo, como pasaba hasta ese momento, sino todos los de la marca Citroën. De la marca Citroën pasamos a ir identificando por el logo todas las demás marcas comunes en nuestra zona, Ford, Audi, Mercedes, Renault, Toyota, Kia, etc. Noor no lee el nombre de la marca, identifica los logos. Entiendo que el logo es una forma de identificación que se adapta muy bien al cerebro infantil. En menos de un mes identifica con facilidad todas marcas más comunes y las va señalando por la calle o reconociendo cada coche aparcado a lo largo de la acera: “mira papá, un citroen como el nuestro”. Su afán por conocer le lleva a tratar de identificar todos los coches y van apareciendo marcas no tan comunes: Range Rover, Mitshubischi, Fiat,…

Me parece increíble la curiosidad por algo que de algún modo ni le va ni le viene, es sencillamente algo en lo que se ha interesado. No sé identificar cuál ha sido el chispazo, pero sí que ha creado un incendio. Ese incendio le lleva a colonizar mejor el ámbito donde vive, un barrio normal de una ciudad. Ahora ha ampliado su conocimiento con los coches y sus marcas.

De los coches pasa a las furgonetas, camiones, etc. Aprende por tanto también a distinguir los vehículos y ve que van identificados por un logo.

También observo que es un modo de aprendizaje importante el utilizar logos, utilizar esquematizaciones, dibujos, símbolos que ayudan a identificar realidades. No sabe leer aún y ya sabe las marcas de los coches. Se ha interesado también por el nombre de la marca escrita en los coches y ha identificado algunas, pero no ha puesto demasiado interés en esto, solo alguna marca más común. La lectura está comenzando para ella más tarde.

Estamos en la época de la exploración y de la curiosidad para Noor. También que el avance es poniendo nombre. Poner nombre permite distinguir. Poner nombre es colonizar el ambiente en el que vive. No se cómo veía los coches antes de este avance. Seguro que eran elementos indiferenciados del paisaje, sin nombre, sin singularidad. El avance es avance en conocimiento.

Dejo aquí esta observación pero saco dos conclusiones para la enseñanza. Primera, seguir la curiosidad y los intereses del niño, fomentarlos, apoyarlos, implica poder realizar grandes avances en poco tiempo. Segundo, enseñar con logos, dibujos, dibujos animados… aprovechar esa facilidad del niño, que es parte del proceso de formación del cerebro racional. Con apenas un año Noor ya distinguía como pájaro el símbolo de un supermercado, el Alcampo.

Utilizar la sorpresa y toda su familia emocional, entre los que están la curiosidad y el interés, el asombro, la admiración en la enseñanza con los niños. Es fácil de detectar y el profesor debe aprender a aprovecharla.