Resumen: ¿aparecen los miedos en una mente en blanco o tenemos algunos en la dotación de la especie? Aporto la experiencia con mi hija Noor. Influencias recibidas en el terreno del miedo a los insectos y reacciones que he percibido.
Cuando Noor era muy pequeña, a los 12-15 meses la sacaba a pasear con frecuencia por un parque cercano a mi casa. Aún sigo haciéndolo, pero me refiero a esa época en la que acababa de aprender a andar porque nos deteníamos en los hormigueros y yo, con mi alma de amante de la naturaleza, le enseñaba que las hormigas son buenas, que se comen los restos, que no hacen daño, etc. Especialmente le enseñé que no había que matarlas y nos acercábamos a los hormigueros en plena actividad por la primavera y observábamos las hormigas, subiendo por las pajitas que les poníamos, ante el deleite de Noor.
Sin embargo, pasa el tiempo y Noor se incorpora a la Escuela Infantil y seguimos los paseos. A partir de una cierta edad, los dos años, genera primero agresividad con las hormigas y comienza a pisotearlas cuando paseamos. Como era algo que desde luego yo no le había enseñado me pregunté de donde venía el comportamiento, y por eso incluyo la Escuela Infantil para tomar nota de que las influencias sobre ella se han incrementado. Pero lo que más me sorprende es que genera miedo a los insectos en general, incluyendo en la categoría arañas. Esto ya no me parece aprendido, sino como si un resorte hubiera saltado en ella y hasta el día de hoy no he vuelto a conseguir que no muestre miedo ante moscas, abejas, abejorros, etc. Solo ante las mariposas.
Por proporcionar todos los datos, debo decir que su madre si tiene un miedo irracional a todos los insectos y arañas, sin embargo su madre no ha comenzado ninguna acción educativa al respecto con ella y yo muchas, mostrándole en múltiples ocasiones que realmente no hacen daño y que no vale la pena matarlas. Sin embargo solo la actitud de miedo que muestra su madre y una de sus hermanas, por ejemplo cuando una polilla entra por la noche en la habitación, ha sido seguramente más eficaz desde el punto de vista del aprendizaje que todas mis sesudas explicaciones.
Desde luego todo lo reseñado me lleva a la convicción de que hay muchos resortes de cómo reacciona un niño que los padres no tenemos en la mano y que nuestros propósitos educativos no siempre llegan a buen puerto. Sin embargo hago esta entrada no por esa enseñanza que ya sería algo importante, sino porque he llegado a la convicción que el resorte que le ha hecho coger miedo a los insectos es muy profundo en ella, y surge de una profundidad que la «superficial» educación que le ofrece un padre no llega a horadar. Por eso ahora comparto que hay una dotación emocional que nos viene de la noche de los tiempos, que nos viene con la dotación genética. Esto no quiere decir que sea uniforme para toda la raza humana, ningún rasgo genético lo es, sino que son muy variados, sino que la afirmación de que venimos «tamquam tabula rasa», como una tabla rasa, tal como se afirmaba en la filosofía clásica no es correcta, y Jung tiene razón: la especie tiene en dotación también un subsconciente, que no es personal solo, sino también de la especie.
O quizás, sencillamente, es aprendido de la madre.
Desde luego esto necesita para ser probado mucha investigación, pero es la hipótesis actualmente más plausible y por ello la recojo: hay miedos ancestrales en la dotación de la especie y nacemos con ellos. Ya hay bastante investigado en relación con los miedos, (por ejemplo, los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo, F. Xavier Méndez, Cándido J. Inglés, Mª Dolores Hidalgo, José M. García-Fernández, Mª José Quiles, Universidad de Murcia, España: http://reme.uji.es/articulos/amxndf4650710102/texto.html). Esos miedos han servido de protección a los bebes humanos a lo largo de la historia avisándoles de peligros para los que esperar a la experiencia, esperar a encontrarlos para hacer la experiencia, hubiera significado la pérdida de muchas vidas o al menos muchas dificultades.
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